Caricias
para alumbrarnos sin tiempo y sombra,
por que el amor nos vomita sin control.
Nos reclama la visión sin brumas
asqueado de la vigilia en el sin sentido,
en el juego-laberinto de la histeria.
Y nos llena de sueño cuando nos abrimos en el silencio
que llena de agujeros el origen del fondo.


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